En esta leyenda de Praga, para atormentar a los monjes de Meaux, Satán aceptó un empleo como cocinero y condimentaba la comida con pimienta y otras especias. Desde entonces el picante brilla por su ausencia en la cocina checa.
En esta leyenda de Praga, para atormentar a los monjes de Meaux, Satán aceptó un empleo como cocinero y condimentaba la comida con pimienta y otras especias. Desde entonces el picante brilla por su ausencia en la cocina checa.
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